viernes, 3 de junio de 2016

Paul McCartney, 3 horas de leyenda

Víctor Sánchez - 2 de junio de 2016 
- Hora: 21.30 -Lugar: Vicente Calderón (Madrid) 
-Promotor: Live Nation -Público: Casi lleno


 Más de 40.000 personas respondieron a la llamada de 'One on One', la gira con la que Paul McCartney ha regresado a Madrid tras más de una década sin pisar la capital. Paul, sir Paul, lo hizo: conquistó el corazón, la garganta y el alma de todos los que presenciaron su carisma, sin importar que el caballero inglés tenga casi 74 años. 


 Amigos, teníamos delante de nosotros al último miembro en activo de The Beatles dando vida a The Beatles, una gesta que muchos ni por asomo aún han conseguido digerir pero, otros, ya lo llevan disfrutando desde que sonase en el estadio Vicente Calderón el primer acorde de 'A Hard Day's Night' en la noche del jueves.

 Pasadas las 21.30 horas y con el estadio casi repleto, el de Liverpool y su genial formación de músicos llegaron a un escenario que se antojaba pequeño para a quien debía recibir, un icono de la historia musical.

 Paul es The Beatles y The Beatles es Paul. McCartney se debe a su banda madre y el público venía buscando,probablemente, la última oportunidad de arañar un pedazo de historia para saborearla y llevársela en el bolsillo. Seguro que en el Calderón los habría con suerte y que allá por los 60' ya disfrutaron de The Beatles en directo, pero quienes no lo habían logrado, querían tener también la experiencia de poder decir: 'hijos, yo vi a un Beatle en directo'.

 'Can't Buy Me Love', 'Letting Go' y la bizarra 'Temporary Secretary' ocuparon el primer bloque de un concierto que vivió algunos altibajos. Algo normal en casi 3 horas de directo. 'Let Me Roll It' de Wings, con intro de 'Foxy Lady' incluída y 'I've Got a Feeling' daron pie a 'My Valentine', dedicada a su mujer Nancy y con visuales de Natalie Portman y Johnny Depp.

 'Nineteen Hundred and Eighty-Five', una de las canciones de la factoría Wings más celebradas en la noche del jueves siguió en el set con 'Here, There and Everywhere' y 'Maybe I'm Amazed' /dedicada a Linda/ para llegar a otro corte que obligó a las gradas a levantarse, por lo cadencioso y atractivo de su ritmo. Sí, hablamos de 'We Can Work It Out'. Fíjense si hubo apego por la historia de los fab four que Paul recaló en The Quarrymen /el germen de The Beatles/ al interpretar 'In Spite of All the Danger' . Más adelante, 'Love Me Do' hizo que el estadio entero mantuviese la actitud de celebración, de fiesta, de diversión. 'And I Love Her' dio paso a uno de los momentos más íntimos, el de Paul y su guitarra sonando al unísono con 'Blackbird' como culpable.

 Sobre una plataforma levadiza, Paul disparó al corazón de la gente con 'Here Today' /dedicada a Lennon/ y 'Give Peace a Chance'. Volvió a su discografía actual con la notable 'Queenie Eye' y 'New', para volver a entregar al público otro regalo en forma de pack, 'The Fool on the Hill', 'Lady Madonna' y 'FourFiveSeconds', la canción interpretada por Rihanna y Kanye West.

Lo mejor estaba por llegar, 'Eleanor Rigby' con la que me atrevería a decir lloraron 3/4 partes del estadio, 'Being for the Benefit of Mr. Kite!' y una apoteósica 'Something' dedicada a su amigo George Harrison, que comenzó interpretando con un ukelele.

La fiesta también tenía espacio para la psicodelia registrada en el álbum más rompedor de The Beatles, el White Album. 'Ob-La-Di, Ob-La-Da' sacudió los cuerpos de todo ser e insufló la energía suficiente para afrontar un fin de concierto genuino. 'Back in the U.S.S.R.' /probablemente la mejor de la noche/ 'Let It Be', la espectacular y ardiente 'Live and Let Die' y 'Hey Jude' dejaron saciados a todos los presentes.

Paul y su banda volvieron al escenario con banderas de UK y España haciendo memorial con 'Yesterday', 'Hi, Hi, Hi', la festiva 'Birthday', 'Golden Slumbers', 'Carry That Weight' y 'The End' ¿quién esperaba otra?

En resumen, 39 canciones, 23 de The Beatles, otro puñado de Wings y una representación de su carrera en solitario, el bajista y compositor consiguió que este concierto se quede en la memoria de 40.000 personas para el resto de sus vidas.

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